Estoy
enfadada por lo que puede hacer un mosquito, ¡es increíble! Imagínense, ahora
tengo una hoja de incidencias por mala conducta y dos días de expulsión. ¡Sólo
he golpeado con una piedra a un profesor en la nariz y le he roto las gafas! No
es para tanto, ¿verdad?
Ahora os lo cuento, hace dos días estábamos de colonias con la
clase, empezamos a montar las tiendas de campaña, la mía era peculiar, en
comparación con la de los otros; era rosa y con mi nombre en rojo, mientras que
las demás eran verde oscuro. Luego, hacia la 1:00 de la tarde nos pusimos a
comer. Para
comer tenía un tapper con la paella que había sobrado de ayer (hecha por mi
padre), ¡parecía buenísima! Con gambas, mejillones, berberechos y anillas de
calamar, todo el mundo la quería probar. Se me hacía la boca agua, y el aroma,
mmm ... Estaba a punto de comer la primera cucharada, cuando de repente un
mosquito aterrizó encima de mi comida, ¡aún no la había ni probado! Enfadada
y con hambre tiré el tapper en el suelo y empecé a perseguirlo. Yo odio los
mosquitos, ¡además me dan asco! Pican a toda la gente y luego estás todo el
verano rascándote. De pequeñita me picó uno en el brazo y me hizo una reacción
alérgica muy grande, recuerdo que me inflé toda y me picaba todo el cuerpo, ¡fue
horrible! Todavía me pica el brazo cuando lo recuerdo. Sabía
que era casi imposible atraparlo y cada vez se alejaba más, lo único que podía
hacer era tirarle objetos. Mis compañeros gritaban todo el tiempo.
- ¡Mátalo! ¡Mátalo! ¡Mátalo! - hay que decir
que me animaba más a atraparlo.
Concentrada en matar aquel insecto maldito, le
empecé a lanzar césped, luego tierra, y por último una piedra; pero en el
momento en que la lancé, escuché a mis compañeros, todos diciendo:
- ¡Nooooo! ¡No la tires!
¿Qué pasaba? ¿No querían que matara al mosquito? ¡Qué tontería! Medio segundo después, me daba cuenta que la piedra iba directo a
la nariz de nuestro profesor. En
el momento, todos mis compañeros se escondieron, ¡traidores! La piedra le dio
en la nariz, rompiéndole las gafas a continuación. El profesor cayó al suelo
por el golpe, la nariz se le hinchó como nunca y mientras el mosquito salía
airoso.
Ahora me he quedado sin colonias y con una hoja de incidencias, ¡espero
que no me tomen por loca cuando les diga a mis padres que ha sido todo culpa de
un mosquito!
Hecho por: Ariadna C
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